1 sept 2012

Ataduras

Me es difícil no analizar todo. Esta dualidad se ha comportado a un nivel tan llamativo, que poco importa si se trata de Supercopa -por tocar el tema físico-. Es José Mourinho versus la consecución a la era Pep Guardiola. El hecho vigente, que está sobre todo, es precisamente eso. La lucha del portugués por querer ganarle a quien fue el verdugo de temporadas continuas. Pero después del miércoles, el tema ahora se centra en las futuras maniobras de Vilanova. Porque el Real Madrid es superior.

Hay que quedar claro, eso sí, para que no haya interrogantes. Hasta el año pasado, la obligación para el Real se resumía en algo muy simple: encerrarse para no sufrir con Messi. El 1-3 del Bernabéu la temporada pasada fue testigo directo de ello. Pero aparecieron baches en la campaña como Xavi, y Mourinho aprovechó aquella circunstancia; que no era prioridad -o quizás intuía que tarde o temprano iba a llegar-, y que solo sacó tajada. Su verdadero y único objetivo se centraba en Ramos y Pepe, que justamente, para el partido del Camp Nou en Liga irían a confirmar la superioridad que consiguieron en la última línea. Pep dio la responsabilidad a un Thiago poco preparado para el interior, y sin Alexis, el Real Madrid se llevó el campeonato.

Paradójicamente, durante y después de ese partido, se infravaloró en cierto modo la buena actuación de Ramos y Pepe que la mala actuación de Xavi. Pintaba fuerte, sin embargo. Estas dos 'bestias' habían logrado condicionar a un Barça que, desde el Bernabéu, se había acostumbrado a hacer frente a la pareja, pero que sin un punta, estos dos se soltaban para anticipar una línea más adelante.

Las cosas hasta la nueva campaña estaban así. El Real Madrid había logrado manejar una situación con sus centrales que para los blaugranas era costumbre 'atar'. Pero todo el cuerpo técnico tomó control, y decidió prever. Y más aun a estas alturas.

Tito en al ida tenía a un Alexis Sánchez disponible y un Xavi reconfortado, pero el estar en pretemporada llevaba consigo una salida pésima tras presión alta. No fue suficiente contar con buenas sensaciones a nivel individual. Pamplona fue testigo. Dada la ocasión, efectuó el 4-2-2-2 y Mourinho tomó nota. Una vez más, el RM se enfrentaba a un Barça sin buena salida de pelota. La temporada pasada por Xavi, y está vez por el colectivo en sí.

En consecuencia, ir a morder iba a ser crucial. Pero ojo que, en el primer partido no se vio estos matices puros. El Madrid retrasó sus líneas. El Barça desactivó todos sus contragolpes con ese doble pivote que favoreció a Busquets en el apoyo por banda, y dio al sistema una sensación bastante buena después de asentarse a los ataques posicionales. Los laterales garantizaban amplitud, y Pedro y Alexis se turnaban según ocasión para fijar a Ramos y el improvisado Albiol.

Pero esta vez iría a ser diferente. El Real Madrid aprovechando la situación culé -ya comentada-, salió como perro al hueso cuando el hecho lo pedía. Y lo más importante, restó moral al 4-2-2-2 (tampoco nuevo) barcelonista en todo aspecto. Tras salida, la presión hizo conceder transiciones ofensivas que poco terminaron en ocasiones claras debido al choque con la superioridad de Pepe y Ramos. Defendiendo juego directo, no ganamos ni una porque los efectivos se sumaban a presionar y dejaban con espacios a los delanteros receptores. Y por último, los nervios y Messi, que muchas veces estropeó más que alivió -como él pensó-, terminaron por forzar pérdidas a un Barça que sí tuvo opciones de asegurar una eliminatoria que muy abierta se mostraba.

Transición ofensiva superada por Ramos y Pepe
Mismo ataque posicional que en la ida, pero con Messi de jefe
La segunda parte estuvo más tranquila. Aunque a su manera. El Barça contrajo una situación difícil de controlar a dos panoramas. Tras salida, la línea de 4 llevó esa pausa, aunque restó efectivos para un ataque posicional serio como en el primer tiempo. Sin Alexis, el Barça se dedicaba a "dormir" el mediocampo hasta la ruptura de un Pedro muy dulce en lo técnico.

Prácticamente, ese fue el único contexto ofensivo a favor culé. Después aprovechó la proyección de Montoya y Jordi Alba para los centros laterales, pero ni causó estragos. Pedro era el mejor encargado para empatar, y sí que estuvo cerca.

El otro panorama fue ver al Real asentado en campo azulgrana, y aunque por suerte no tuvo resultado, sí que hizo el mismo daño que en el primer tramo. Busquets salió sufriendo más de la cuenta. El doble falso 9 expuesto desde el primer tiempo hizo estar a Valdés más nervioso de lo normal. Higuaín, cosa seria.

La tesitura mostraron un Real Madrid con las cosas muy a su favor. Hasta ahora ha gozado de un contexto que la pasada temporada solo se mostraba en detalles determinantes. Llevan la cabeza, son superiores, pero eso sí, la confirmación a su hegemonía aun no llega, y espero que no suceda hasta que Tito confirme que el Barça de agosto no fue más que el calentamiento a los motores, que como vamos diciendo, solo está echando sensaciones.

Mente y cuerpo no están a tope, pero habrá que ver los planes. La profundidad escalonaria que ofrecía el 4-3-3... ¿no está? ¿Y las salidas? ¿Será cuestión de tiempo o Xavi cobra un primer plano? Dentro de 5 jornadas lo sabremos.

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