4 nov 2012

No se define








A grosso modo, el Barça hoy por hoy no se define como el equipo que saldrá a conquistar su quinta Champions. El equipo de Tito Vilanova está dejándonos historias cuyos principales nudos se resuelven por un sistema que sabemos, no durará para siempre. Y Cesc, el jugador que tira de más verticalidad, está en pleno curso de intentar ser lo que todos esperamos, y ayer fue otra prueba de ello, aunque fracasara...

Y es que la presencia del '4' no fue beneficiosa. El de Arenys no estuvo mal, su aportación no fue inútil, creó superioridad y todo, pero sometió al Barça a pérdidas en los metros finales que pronto pasó a ser algo con taras. Es decir, en campo contrario, las intervenciones del febril Fábregas obligaron a los culés a aumentar el ritmo, y como Paco Herrera cedió metros, la finalización se vio complicada y llovieron las pérdidas; comprensibles, sin duda, pero que ante un contragolpe tan bueno como el de los Celestes y una defensa de tres insólita es inviable.

Acción previa al gol del Celta: aportación de Cesc en el ataque posicional.


El Celta salía a contragolpe siempre por su carril central. Con Bermejo siempre de espaldas, se apoyaban en él para después irse por cualquiera de las dos bandas -la que esté desocupada- y mandarse con Augusto o Krohn-Dehli. Ante el repliegue culé, Aspas o Alex López se sumaron a la fiesta. No sería creíble decir que el esquema posicional contrario fue para atacar, pero pareció. El 4-3-2-1 era la preparación al contraataque; aunque eso sí, todo coincidió en una cosa: el planteamiento de Herrera encajó con el de Tito, para su bien, hasta que el Barça cambió el rumbo.

Hasta entonces los blaugranas se habían asentado fácil. Solo en transición aquellas complicaciones no se notaron. Tanto Iniesta como Messi sometieron al contrario de distintas maneras. El manchego se conjuntó con Jordi Alba para desbordar por izquierda, mientras Leo ganaba el enorme espacio vacío que dejaba el ataque del otro lado, encontrando la tremenda ventaja para desbordar y dar algún pase definitivo.

Con el 2-1, el partido se iba con estas dudas. En el segundo tiempo Tito ya cambió muchas cosas. Y eso a partir de volver a formar el 4-3-3; con esto se lograba que: 1. Busquets ganara en las pelotas divididas con Bermejo. 2. Lo más importante, que el juego sea más pausado a través de Iniesta y Xavi de interiores. Con el nuevo contexto presentado, las bandas castigaron por completo, y lograron sepultar a un Celta que ya no exhibió la misma alegría de los primeros 45 minutos.

Paralelo a lo que fue el contexto general, la adaptación que supone Cesc en el Barça despierta dudas. Hasta hoy, el '4' ha logrado pocas veces congeniar con Xavi e Iniesta, aunque esas veces que lo hizo arrancó algunas sonrisas. Eso sí, estando en el mes de noviembre, todo es para relativizar. Esperar, al menos, el final de temporada para estar seguros de lo que será el Barça del futuro.