15 oct 2011

Pep evita el antídoto Cúper

Se temía que para este encuentro el Barça baje la intensidad. El 'Virus FIFA' estaba amenazando el bienestar del equipo, y justo se ponía a prueba ante uno de los conjuntos que mejor sabe defender esta temporada en La Liga española.
Comandado por Héctor Cúper, el maestro en defensa,; como bien apuntaba Guardiola en rueda de pernsa, el Racing llegaba motivado, pero el Barça aun más. Sabiendo que la campaña pasada caímos contra el Hércules por algo similar que ocurrió en la semana, esta vez no se podía permitir otra desconcentración, sin embargo, la clave del partido la aunaron varios jugadores.

Guardiola alineaba un 4-3-3 para dar así mejor salida a la pelota:

Valdés
Alves - Puyol - Piqué (xAbidal) - Maxwell
Thiago
Xavi - Iniesta
Pedro - Messi - Villa

Rápidamente Piqué salió del campo por una lesión en los isquiotibiales (que lo tendrá dos semanas de baja), y entró Eric Abidal (con serias dudas físicamente) que después de todo respondió al nivel exigido.
El Racing esperaba al Barça ordenado con un 4-4-2, pero fue el error de situar a dos delanteros esperando la recepción espaldas, la que propició muchas cosas al Barça, particularmente a Messi e Iniesta.
Todo comenzó a partir de la medular repleta de jugador expertos en el juego de posición (Thiago, Xavi e Iniesta). Sin el "clásico mediocampista defensivo" o "pivote", las cosas se resolvieron mucho más fácil.

El factor más peligroso
El medio por el cual el Barça hizo mucho daño, de arranque en el partido fue el jugador receptor entre líneas; y ese fue Andrés Iniesta. Vaya que su recuperación sirvió de mucho porque a Pep le bastó con indicarle que se coloque en el amplio espacio que dejó el Racing entre sus defensas y mediocampistas. La costumbre que Thiago y Xavi atraigan marcas, hizo que Iniesta cómodamente reciba y dirija el ataque del Barça.
Un recital de fútbol podía darse; y su máximo referente mantuvo en pie esa posibilidad...

Leo Messi marcó un gol en los primeros minutos del partido, después lo haría Xavi, pero fue ahí en adelante donde el argentino sería amo y señor del ataque barcelonista. El "falso 9" dejó en evidencia al confuso 4-4-2 de Héctor Cúper.
La versatilidad que dio el tridente en la medular, atrajo muchas marcas, quedando la defensa de 4 casi desprotegida. Messi se aprovechó de ese detalle y marcó la diferencia siendo el nuevo receptor entre líneas.

Muchas veces Cúper quiso situar a un mediocampista que haga marca individual sobre Messi, pero como era de esperarse, las cosas no le funcionaron. Messi atraía miradas de atención ante los grandes espacios creados por los de su alrededor, y por la duda generada en el planteamiento racinguista.

Otra gran muestra de buen fútbol, acompañado de siempre una ejemplar actitud, rechazando todo tipo de relajación y desconcentración; a pesar de jugar varias situaciones en contra de los jugadores barcelonistas. Bravo. A por el miércoles de Champions, contra el Viktoria Plzen.

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