8 mar 2013

Punch azul y grana



Las duras derrotas y el dolor de cabeza en portería quisieron ensombrecerse un rato. El equipo quería tener un momento de aire. De oxígeno. Un lapsus para encontrar algunas sensaciones casi perdidas. El partido ante el Depor significó eso, pero en el Barça quisieron hacer entender que esperaban algo más. Otorgaron el positivismo a la palabra gol aunque no fuera recomendable a estas alturas. A pesar de todo, un 2-0 poco contundente. Nadie sabe de aquí a dos meses que equipo habrá, pero algo salió a flote la noche pasada, que nos hizo creer en las distintas alternativas que el grupo tiene si pasa por problemas. El martes se hace esperar, como el once más competitivo.

Pensar cómo vencer al Milan pasa primero por una introspección. Es decir, el problema no fue con el rival; fue un problema propio. Por eso era tan importante el día de ayer. No era solamente recuperar "sensaciones". Era renacer el gol con, sobre todo, la generación de un juego determinante, que ayude a creer ante las circunstancias. Alexis, Villa, Thiago y Tello proponen esas cosas; caracterizadas por ser distintas. A merced de todo esto, el Barça busca reivindicarse en su juego ante los rossoneri. Y es que, antes de ir hacia las soluciones, deberá repasar sus fallos. San Siro fue testigo de todo lo que no debe hacer.

El equipo catalán, este año, es dueño de un ataque posicional distinto. La dirección de campo, es decir, el camino por donde se dirige el balón o la intención de ataque, no es la misma que hace un par de años. En 2010, por ejemplo, el equipo circulaba la pelota y su profundidad dependía de Xavi Hernández. Él era el conductor y el típico "director de orquesta". Con los cambios que trae el tiempo, un día el de Terrassa dejó de ser él, y quien suplió el trabajo fue Andrés Iniesta y Lionel Messi. Su función llegó a ser la misma: dar profundidad, aunque de forma mucho más vertical, tomando en cuenta su juego de cada uno. La clave o detalle es que, esta nueva vía no se origina de manera abrupta o forzada. Es decir, no quiero decir que el Barça sea un equipo "vertical", sino que finaliza o define su circulación con las acciones del manchego y el argentino. Es diferente. El movimiento de profundidad se da pos-circulación, o mejor dicho, después de girar (desordenar) el sistema rival.

Maneras de lograr la profundidad después de la circulación (antes y ahora)

Teniendo claro esta primera vertiente, la segunda abarca el efecto emocional que causa la ausencia de Vilanova. Este Barça sin el jefe conlleva riesgos. Justamente, en Milán surgió el más gordo; que el equipo comenzara a dudar. Está claro que Roura no abarca la experiencia que se necesita, y esto comenzó a notarse en el partido de ida. ¿De qué forma? La dirección de campo no fue la correcta.

Con esto de antemano, vayamos al asunto. Recapitulemos y comprobemos por qué el Barça dudó. Para empezar, recordemos que en Italia se presentó el once clásico de esta temporada. Todos los vaticinios señalaban a un Milan con muchísimos problemas defensivos, y que la balanza a favor de resultado culé era una cuestión de espera. ¿Qué pasó? ¿Por qué el Milan se volvió tan fuerte? ¿Por qué el Barça no chutó bien a puerta en 90 minutos?

En primer lugar, Allegri no plantó a su equipo retrasado. Juntó sus líneas, sí, pero siempre adelantadas, tocando casi la línea divisoria (cuestión que se ve a menudo en los rivales del Barça). Solo iban detrás de la espalda de su marca, y la única presión que ejercieron fue cuando el Barça recibía una pelota dividida o le tocaba a Valdés dar el primer pase. ¿Qué hicieron los culés? Sobre el papel, nada novedoso. La mayor atracción la tenía Iniesta que lograba superioridad numérica en banda izquierda. Messi andaba escoltado por Ambrosini. Pronto, sus movimientos empezaron a agitar la situación. Pero el problema y gran fracaso colectivo del Barcelona estuvo en la interrogante.

Y es que lo primero que se observó fue un bajo ritmo de balón. El Barça andaba lento. Desde un principio, Piqué, Busquets o Puyol no alcanzaban a tocar rápidamente, sino que, empezaron a pasar con la velocidad, que más adelante, los italianos agradecerían. 0 agresividad.






La aspereza de los italianos la produjeron tres características que a la vez, crearon la atmósfera de "no podemos entrar" o "no podemos crear ocasión de peligro". Un error fundamental que se asentó en la mitad de campo y que más adelante, con los problemas a raudales, desde el banquillo no pudieron solucionar.

-El inicio de la jugada fue la acción clave. Como Messi e Iniesta cobraron presencia en la base, se intentó verticalizar forzadamente, es decir, salteándose el primer paso: circular el balón por todo el acnho. Por culpa de ello, los costados, dejando de ser importantes, bajaron la dosis de peligro. Y al llegar alguna pelota a Dani Alves o Jordi Alba (que eran apoyos para los del centro), los extremos y laterales contrarios cubrieron bastante cómodos. El Barça aclarecía erróneamente un camino que partía del carril central.

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-Circunstancialmente (cambio de ritmo, cansancio y errores italianos), hay que decir que el Barcelona desde el dentro-fuera logró llegar. Fueron dos o tres jugadas que determinaron plantarse en 3/4. Aun así, las limitaciones estaban predichas. Con el Milan achicando en la frontal de su área, Dani Alves y Jordi Alba -llegando en carrera- fueron quienes finalizaron todo. Aquí acabó el ataque: en los centros, cuestión que fue pan comido para Mexes y Zapata.

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-Lo que remató la faena rossoneri y nuestra tortura a nivel mental y físico, fue el momento en el que el Milan tomó la bola. Condujo con toda la tranquilidad del mundo. El Barça de hoy no presiona ni es agresivo cuando pierde la pelota, y tampoco tiene una defensa estática sólida. No hay cosas que puedan servir para contrarrestar o si quiera molestar el paso de los rivales por nuestro propio campo. Se ven autopistas, incluso.

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El mal desempeño de la dirección técnica se notó en otra cuestión de suma relevancia: la opción Leo Messi. El argentino, con problemas serios anteriores días (aquí su completa lectura), tenía suficientes problemas para enfrentar a los centrales o a más de un rival, sin embargo, no era un excepción la garantía de pasar a uno solo y aprovechar espacios con rapidez. Más aun si no es cara a cara. Ante el Milan, se le presentó un panorama que lo situó en la derecha. Con la dirección de cuerpo rival distinta, Leo pasó de Constant, produjo el fuera-dentro de Dani Alves y obligó a que Muntari se dirigiera hacia el costado para frenarle, quedando el carril central bastante descuidado. No se entendió la falta de insistencia en ese "rol", pero fue sin duda la pista o solución más seria de cara al martes. Leo por derecha desestabiliza el sistema rossonero (click aquí para ver sus acciones). Como tan erróneo fue el plan, eso sí, todo ello (que nació sin ser planeado) fue desaprovechado.

Sobradamente, el once de ese día pudo sacar un gran partido. Al menos con un empate, pero mediante un camino con las cosas bastante claras. Confundidos en la gestación de la salida por una apuesta que aún está empezando a levantarse, el Barça debe buscar no solo contra el Milan -sino también contra el Real Madrid-, algo diferente.

Un plus que le ayude a volver a creer. Ya sabemos de las carencias que tuvo el equipo en San Siro, pero hablar solo del intento por "hacerlo bien" no encaja en una eliminatoria de Champions. Cualquier partido de tantas cicatrices y sentimientos encontrados no tiene estas cosas. En realidad, ningún partido de fútbol lleva una lógica. Este deporte no es ciencia. Por ello, ante todo lo demás, Tito desde Nueva York puede empezar a decidir si Alexis debe entrar para dar un aire nuevo y fresco.

¿Estará preparado el chileno? Una grandísima actuación puede noquear aun más la defensa organizada que imponga el Milan. Y es que la incorporación de Alexis, en mi opinión, se relaciona directamente con el puesto de Pedro. Me explico. Discutirle la titularidad a Cesc es más lógico por los problemas que pasa el de Arenys, pero supongamos que el equipo llegara a la orilla del área y Messi fuera opción por derecha. La presencia del '4' es la más importante junto a la de Xavi cuando se sitúa de espaldas en la frontal. Si el achique tan férreo por parte de los italianos no fuera posible por el vértigo que genere Leo en derecha, los espacios estarán mejor vistos, y ahí el juego de Fábregas dará muchísima fe. Solo por ello, y en ese sentido, no se discute su presencia.

Por otra parte, si se rechazara la Opción Leo Messi, creo que el Milan destinaría su posición en el centro. Embotellaría y regalaría las bandas sabiendo que el Barça tiende a centrar cada vez que pasa esto. Si se da la ocasión, Alexis puede rendir y sacar algo de bueno en la lucha con Mexes y Zapata. El único y preocupante detalle: que teniendo en cuenta que el chileno ve portería en una de cuatro ocasiones, el Camp Nou tendería a llenarse de ligero nerviosismo, y eso ante un partido donde tienes que marcar 4 goles no es aconsejable.

Al borde de su caso, está David Villa. El asturiano no es cualquier opción, ni una más. Su incorporación en banda izquierda forzaría a optar por el 4-3-3 con extremos y quitaría la superioridad numérica que se tuvo con Cesc Fábregas desde un comienzo. Claro que, circulando el balón, los espacios surgirían en gran dosis, pero la cuestión está al pisar área. Los rossoneros, a pesar de no hacerlo mucho, demostraron en la ida que saben reducir los espacios. La participación del "Villa centrado" (que es lo normal) no solo dejaría únicamente a Xavi en el rol de espaldas de la frontal, sino que aumentaría presencia en el área, y aquello sin algo que primero apueste por ganar posición (y en efecto, desordene), tiene poca garantía de éxito.

Por último, y ante la posible baja de Hernández, el fútbol de Thiago pone sobre la mesa un saco de aciertos y peligros. El chico ofrece dinamismo, elimina el espesor y produce mucha mayor activación mental en los de su alrededor. A la vez, no es un jugador que asegure conservarla (menos hoy que una pérdida provoca largos minutos de persiguir el balón). Sin duda, puede agitar un poco la situación, pero a favor o en contra.







El Barça, con la lección aprendida, debe tener en cuenta una cosa más: salir agresivo desde los primeros minutos servirá mucho. De arranque, dejará noqueado al rival. Y como el Real Madrid en Copa, estar mentalmente desactivado no te deja pensar en una salida fácil. Sin embargo, ante el análisis al juego culé que hoy día nos depara, asegurar un clima de tranquilidad tampoco tiene sentido. Vivimos otros tiempos. Este Barça es más "humano", y aunque al culé a veces le cueste asimilar, el ambiente de ahora es de adrenalina.

El precio del balón, por ejemplo, se ha encarecido mucho. A veces tanto, que el equipo juega para "evitar contras". Y soporta. Sufre. Pero por ello parece que también aprende. En dos días tiene que salir a atacar, y Vilanova está pensando en el tipo de punch que dará sorpresa. No hay más revuelo. De principio, circular bien el balón es tarea obligatoria. Lo demás, tarea de un Camp Nou avasallador y una plantilla repleta de optimismo.

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