29 dic 2012

El Barça que no vimos










Desde aquel inolvidable 2009 han cambiado muchas cosas. Los planteamientos del rival han sufrido ajustes tácticos para una obligada adaptación al Fútbol Club Barcelona y sus matices. Dentro de todo este contexto, el conjunto blaugrana también se ha tenido que ir adaptando. No cambiando su estilo de juego, pero sí muchos aspectos del mismo. Al fin y al cabo, el fútbol se trata de adaptarse al otro y que él se adapte a ti.  Y resulta parecer admisible hasta entonces, pero existe y prevalece un problema más gordo que en los grandes períodos de equipos dominantes recae en algún momento: la baja de un jugador imprescindible. No se habla de una lesión, sino de juego. La pasada temporada se trató de Xavi Hernández. El de Terrasa fue en picada. Sus giros y agilidad mental se extrañaba y creímos que su fútbol estaba en los últimos pasos. Llegamos a predecir lo peor: que otros vayan tomando el timón.

La marcha de Pep dejó grandes dudas de cara al futuro. Tito tenía todo el respaldo y aseguraba un amplio conocimiento en cuanto al manejo del equipo. Lo que no sabíamos era como iba a sostener un conjunto de variantes. Nos preguntábamos en mayo: ¿lo encaminará bien?

Así empezó otro ciclo, el de Tito Vilanova. A expensas de un Real Madrid victorioso y de una Liga en crecimiento, el Barça para poner a tope un acelerador que en 5 días de abril se quemó, tenía que re-oxigernase. Refundar en cierto sentido. Para Tito, Xavi fue el primer objetivo de su proyecto. Recuperar gran parte o si quiera su fútbol más esencial. De la mano del cuerpo médico, parece que supieron dar en el clavo. Y con ello de antemano, comenzaron a remar.

Pero de costumbre y para empezar, el mes de agosto se aproximaba como un bache grande y rocoso. Siempre lo ha sido. Al menos para la mayoría de equipos. Empezar con las temperaturas altas y con un nivel post-vacaciones, hace cometer el doble de fallos y aumentar al aprovechamiento de los contrarios con los mismos. A partir de ello, nació una idea. Trató, básicamente, en asegurar la cadena de pases. Aumentar, ergo, la posesión, y evitar grandes desgastes. Defendiendo, la presión de hace meses dijo adiós. La nueva idea trajo consigo una defensa organizada en propio campo que todos comenzaron a notar cuando algunos rivales daban sentido a su verdadero fútbol. Ante la preocupación del momento, nos preguntamos en el mes de octubre si Tito llegaría a confiar definitivamente en el 4-3-3. Tarde o temprano tenía que hacerlo. Pero eso no lo descubrimos hasta que llegó el momento más correcto...

Capítulo 1: La presentación del 4-2-2-2

La prominencia del Xavi recuperado, o mejor dicho, de su nueva versión (quizá la última), ayudó a Tito a sentenciar un dibujo que sobre el campo observamos por primera vez. El sistema que aseguraría dosificar, se presentaba con la línea de 4, dos mediocampistas a la misma altura, dos una línea posterior y los extremos como 'chinchetas' pegados a las bandas.

Así Tito empezó a combatir, aunque al Barça, de principio, no le simpatizó mucho la idea. Derrota ante el Real Madrid en Supercopa y aun más profunda la herida emocional de meses pasados. A pesar de ello, Vilanova conociendo bien la coraza formada por Pep, confió plenamente en el factor anímico que muy pronto se activaría en positivo. De arranque, los primeros partidos en Liga fueron ganados con mucho sacrificio mental. Nuestra defensa sufrió más de la cuenta y digamos que los golpes fueron más que preocupantes. Por otro lado, descubrimos a jugadores que con el sistema activaron sus máximas cualidades. Y digamos, en conjunto, obtuvimos pros y contras a un nivel alto de opuesto a opuesto.
El 4-2-2-2 consistía en que Xavi nunca se desprendía de la base con Busquets.
Dentro de ese contexto, Cristhian Tello fue uno de los más destacados. Los partidos frente a equipos que adelantaban sus líneas o achicaban por los costados eran para él. Los decidía en segundos. El desborde que tiene hace tanto daño, que cambiaba cualquier sistema rival. El uno contra uno dejó en knock-out a su par, y con Jordi Alba desdoblando o proyectándose a su espalda, fue crucial. La mejor palabra que lo describe no es la efectividad, sino la determinancia. Sin ser el jugador culé típico que centra su posición para asociarse, le hace bien al equipo con mero pragmatismo.

Alexis Sánchez es otro apuntado al análisis. El chileno, criticado por su sequía goleadora, no ha dejado ningún detalle positivo para la afición. Pero ha de saber que como él pocos hay. La pasada temporada rindió a un nivel espectacular actuando de punta. Hoy por hoy, su intervención por banda izquierda es tan fina, que los cambios de orientación (de banda a banda) son de plena confianza para la fluidez. Por último, Pedro nos trajo la consecución de sus dotes técnicos y tácticos. Mejoró en su timing y ahora tiene la técnica que meses antes le faltaba aún por cuajar. Su desmarque no es igual que el de Alexis, pero se proyecta a tal velocidad que sirve como factor sorpresa en determinadas ocasiones.

Podríamos enumerar las cualidades que sacaron a relucir muchos jugadores, pero la pregunta seria aplasta todas: ¿Por qué sufría el Barça? ¿Que situación lo puso tan quebrantable?

El 4-2-2-2 tenía una particularidad que luego se convertiría casi en pesadilla. Al robo del rival, los hombres acompañantes ya no quedaban asfixiados por la presión. Los interiores culés no tenían que lastrar la espalda del contrario hasta cortar la secuencia del contragolpe. El triángulo quedaba invertido, dos en la base, y uno por delante asociando con su pareja. Así, cuando el rival miraba hacia al frente, quedaba cara a cara con los dos hombres de la base. Técnicamente fue mejor por tener más gente por detrás del balón, pero al rival se le daba tiempo. Tiempo para pensar, levantar cabeza y pasar. Así muchos se filtraron en campo contrario, dando fe a sus contras o circulando hasta quedar asentado en ataque posicional.
Secuencia del robo y la filtración del rival en campo culé.
A sabiendas de las causas, el Barça era consciente que todo era parte de un plan. Un plan que les prometía desgastar menos, pero que sin querer, se rompió por una situación que creímos irreversible. Entonces nos explicamos por qué el bajo rendimiento de Mascherano y los "centrales"; algo faltaba explicarse.

Capítulo 2: Los centrales del Barça

Javier Mascherano llegó en 2011 para ser mediocentro. Pep, queriendo un suplente para el puesto de Busquets, probó al argentino. Sin embargo, su lentitud y previsibilidad determinaron un mal comienzo. Y no sé si Guardiola ya se lo había pensado, pero justo en el momento indicado, la moneda giró de la noche a la mañana. La nueva baja de Puyol lo colocó en su puesto de defensa central. Lo bueno para él vino con el sistema 4-3-3, a un nivel demoledor. El Barça, en ese entonces, conservaba el balón en campo rival por mucho tiempo, y tras pérdida, el rival asfixiado no tenía más opción que jugársela con balones áereos muy, muy largos y frontales. Directos al delantero. Ocurriendo esto, el 'Jefecito' salía al corte. Anticipaba como ninguno, pero también corría y barría cuando los poseedores se atrevían a ser verticales. Nos enamoró jornada tras jornada.

Lástima que tal ilusión se nos borró en este tiempo. Pero no es negativa, al contrario, mas bien nos ayudó a descubrir las flaquezas y dar un punto crítico siempre positivo. Ahora la cuestión era distinta: cuando el rival robaba, teniendo el tiempo suficiente, casi siempre prefirieron asentarse en campo del Barça y sumar cadenas de pases. Ante un juego estático, y ya no contragolpista o vertical, Mascherano sufrió por primera vez.

Al argentino se le descubrió que no era central. Porque nunca lo fue, y obviamente no es reprochable. Su calidad defensiva puede estar relacionada con su puesto, pero no si se le exige un formato más estándar. Uno donde se le pedía sacar al máximo cualidades naturales de Puyol o Piqué. Los mismos que en ese tiempo arrojaron secuelas (uno por lesiones y otro por bajo rendimiento), y que competencia en la plantilla solo les hacía Masche. El defensa estándar está cubierto básicamente por manejar 5 cosas: timing en la cobertura, defensa ante el juego directo, instinto para el rechazo corto, defensa en centros laterales y dominio de la frontal (no dejarse desbordar, en este caso, regalando la espalda). Estas tres últimas nunca las tuvo. La segunda, en parte sí, ya que el juego directo también incluye el conectar por medio aéreo. Y en ese caso, no fue raro verlo saltar y caer sin victoria.
Nula seguridad en el juego directo (mismo caso en Song)
Algo similar pasó Alex Song, pero él definitivamente se quedó compitiendo con Sergio. Su aportación a la línea defensiva fue completamente circunstancial, y produjo mucha decepción, reacción del barcelonismo que fue totalmente injusta. Claramente, ni si quiera poseía el corte agresivo de Javier; y sufrió incluso más. Bartra llegó a estar en boca de todos, pero pareciese que Tito no le ordenaba aun saltar a competir y luchar contra vientos fuertes.

Capítulo 3: La vuelta de Carles Puyol

El retorno del capitán fue justa y precisa. Por suerte no tarde. Tito sabía que el Barça sufrió en silencio. Solo los números y Messi le acompañaron en su viaje de verano agitado. Pero a vísperas de lo que Tito andaba esperando, la vuelta accidentada de Carles trajo consigo la dosificación del mismo. En conclusión, deducimos que a Puyol no se le puede asegurar la vuelta definitiva siempre. Por obvias razones, su frescura física ya no está, y en el mes de julio todos sentimos curiosidad por los rumores de un nuevo central, que es lo que realmente necesitó el Barça.

Agger apuntaba a venir pero el fichaje de Song lo opacó y quedó en solo más que un rumor. Por alguna razón, el juego ortodoxo culé exige siempre centrales con salida. Eso está bien, pero en situaciones como estas, que creo, pueden darse más a menudo, esa cualidad de pivote queda sepultada. Renacen las de un central estándar. Por tanto, nos preguntamos si algún día se fichará a uno de ellos, o Mascherano seguirá machacándose anímicamente cada vez que el contrario le proponga juego.

Capítulo 4: La renovada filarmónica (el regreso del 4-3-3)

Tito en estos tres meses, de agosto a octubre, sacó jugo a un sistema limitado como es el 4-2-2-2. Durante el transcurso, la curiosidad por el regreso del 4-3-3 apareció debido a su imagen aparecida en algunos partidos. Fue significativo. Real Sociedad; Granada; Sevilla; Celtic; Mallorca y Zaragoza, vivieron por minutos a un Xavi en la frontal, o en la misma línea que Messi y el otro interior (Iniesta o Cesc). En esos cambios, donde frecuentaba mucho ataque, el fútbol del '6' fue tan perfecto, que pensamos el regreso de antiguas versiones, donde maravillaba. Así fue. Cuando se desató, descubrimos que su proceso fue elevándose. Ahí mismo, Jordi Alba se convirtió en un jugador importante. Sus llegadas por banda izquierda propiciaron las diagonales hacia el interior de Villa y Alexis, acercándoles mucho al gol. En espacios reducidos, ganó el asturiano. Con espacios y vértigo, casi el chileno.
Intuímos, por el gran progreso de Xavi, que el 4-3-3 regresaría.
Nadie se lo esperó pero fue en Valencia, enfrentando al Levante, donde Vilanova decidió soltar la bestia. El 4-3-3 salía a escena todo el partido, y sus fortalezas se vieron reconfortadas cuando los granotas cedieron metros y espacios entre líneas. Andrés Iniesta y Leo Messi recibieron los aplausos de la grada junto a sensaciones que hace tiempo no transmitían. El nivel era otro. Ya estábamos noviembre, y la máquina estaba lúcida. Encima, la vuelta definitiva de la pareja de centrales trajo una importante reconfortación en la defensa y por fin el despertar de un mal sueño que parecía perdurar mucho más tiempo. La presión, no siendo igual que en 2011, crece.

Lo que sí estamos satisfechos, es que dentro de este largo y tedioso proceso, se descubrieron dotes y cambios tácticos que sirven para estar guardados en la mente. Cesc como '4' aun falta cuajarse. Iniesta por izquierda fue un drama para quien lo recibiera. Alexis de punta siempre será brillante. Busquets sigue siendo sublime. Alves, con problemas pasados, ha vuelto a tirar de las proyecciones con el 4-3-3. Xavi... Xavi nunca se fue, pero regresó con magia. Así Tito ha empezado la segunda parte de su camino. En enero veremos la consecución que a pasos agigantados ha dado el equipo en las tres competiciones.

Para terminar, quise agregar a toda esa secuencia, un reconocimiento al mejor plan que enfrentó el Fútbol Club Barcelona. No fue fácil, pero valió recalcar que entre los mejores existiera uno que regalara tanto contenido, y en tan solo poco tiempo.

Mejor plan contra el Barça en la temporada

Club Atlético de Madrid - DT: Diego Pablo Simeone (http://youtu.be/RejTGhiF5eA)

Como decía, no fue fácil escoger entre tanta buena estrategia. Pero consideré sobre todo lo que en partidos como estos se debe echar ojo: las circunstancias. Mallorca puso un doble lateral y salió fracasando ante Tello, Celtic fue un hueso duro de roer por errores propios, Real Madrid echó llave a su mediocampo por los límites de Xavi y la adaptación necesaria de sentar a un extremo por un interior (Iniesta). Muchos equipos sí que han propuesto con coherencia esta temporada, pero el Barça respondió con lo mismo, o se equivocó. El Atleti, a mi criterio, ha sido el único que ha dejado en duda de la capacidad resolutiva culé. Lo digo porque en todo el partido los goles u ocasiones blaugranas dependieron de la capacidad individual, y en el Atleti todo lo contrario. Los tres goles complementarios al primero estuvieron fuera del contexto marcado por Simeone, el cual hablaremos a continuación mediante explicaciones puntuales:

1. Simeone, ante el peligro del 4-3-3, elabora un plan de la mano de su 4-4-2 típico: Su primer objetivo era separar a Xavi de Iniesta. ¿Cómo? Pues la línea volante basculaba, es decir, achicaba por el costado donde se asentaba la posesión. En este caso, el Barça salió casi siempre por izquierda.


Pero este 4-4-2 tenía una particularidad que minutos después nos aclaramos: la línea volante estaba muy separada de la línea defensiva. Y ambas, o sea, todo el bloque, alejada del arco de Courtois. Esta característica tenía el propósito de contrarrestar en los cambios de banda.

2. El Barça, sin salida por el achique, opta por cambios de banda continuos: Iniesta, el mejor dotado para cambiar de orientación, decidió hacerlo por casi inercia. Pero justo en ese momento descubrimos del todo el plan de Simeone. Si el extremo iba a recibir, el lateral -su par- anticipaba con facilidad. Por ello la línea defensiva tan retrasada. En cambio, si era el lateral, es decir, Adriano, el timing era causa de la siempre pérdida.
Anticipación de Filipe en la recepción de Pedro.
Adriano tenía una mala recepción, y chocaba con Arda.
3. El Barça se adapta al Atlético de Madrid, cuestión casi inadmisible para Xavi e Iniesta: el equipo, sin escapatoria, se tuvo que adaptar al plan rival. Por suerte, el gol de Adriano, inesperado, llegó y sin salirse del contexto tan apretado para los azulgranas.

4. El Atleti sufre un golpe moral tras el segundo gol culé: Minutos después, el propio achique rojiblanco, que era magnífico, se vio perjudicado anímicamente y el Barça golpeó después de 35 minutos de atasco. En el segundo tiempo, con 2-1, los cambios de ritmo, el cansancio y la diferencia individual, sentenció con dos goles más, cerrando un partido, que como muchos apuntan, es "injusto".

Así el Barça fue adaptándose al plan del 'Cholo'. No podemos deducir que el equipo anímicamente tuvo méritos por sí solo, porque el 4-1 en cierto sentido miente. Sea como sea, año tras año contadas veces el fútbol nos regala partidos como este. Finalizando el 2012, por qué no recordar alguno de los contenidos que nos atrapó más en el juego, y explicarnos de vez en cuando, lo que los números y sensaciones nunca nos podrán decir.

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